Más de 10 jornadas de voluntariado hicieron posible el espacio que hoy alberga a una guanaca como parte del proyecto de reproducción del Refugio Animal Cascada.
Con agrado recibimos la noticia de que el pasado 26 de julio del 2025, en el Refugio Animal Cascada, fue recibida Minga, una guanaca que se suma al proyecto de reintroducción de guanacos en el Cajón del Maipo, iniciativa en que la ONG Kintu colaboró durante ocho años (2017-2024) para establecer un cerco de reintroducción en la parte de la meseta del santuario. Kintu comienza esta cruzada de reintroducir estos guanacos desde 2013, año en el cual comenzamos un experimento en la reserva Altos de Cantillana. Posteriormente, comenzamos a mirar diferentes lugares a los cuales estos guanacos, establecidos en un cerco, podían ser liberados. En múltiples reuniones con el santuario, convencimos a sus administradores para poder trasladar este primer grupo de guanacos. Posteriormente, comienza una etapa colaborativa en la que, como Kintu, aportamos con asesoría científica en torno a decidir el lugar para establecer este cerco, así como también de un monitoreo con cámaras trampa de los guanacos que posteriormente se liberaron y que aún deambulan por el cordón cordillerano de esa zona.
La llegada de esta guanaca nos invita también a recordar y agradecer profundamente el valioso aporte desinteresado de las y los voluntarios que participaron en la construcción del cerco que hoy alberga a Minga.
Entre los años 2021 y 2024 se organizaron más de 10 jornadas de voluntariado, reuniendo a más de 150 voluntarios convocados por Kintu, en las que, con chuzo, pala, sudor, risas y una enorme motivación, se levantó un cerco destinado a mantener una población reproductiva de guanacos. Varios de ellos se repitieron muchas jornadas, como nuestras voluntarias estrella Helen Salazar y Valentina Rubio. Este espacio busca facilitar el monitoreo de su uso de hábitat y de sus efectos como ingenieros ecosistémicos. Desde un inicio, esta iniciativa se proyectó hacia la liberación de individuos adaptados al territorio, junto con el desarrollo de actividades de capacitación, educación y divulgación orientadas a los actores del sector y comunidad local, con el fin de prevenir conflictos y promover la creación de vínculos afectivos, culturales y económicos en torno a los guanacos.
Estos esfuerzos, que siempre debieran ser colaborativos, representan una iniciativa novedosa y ambiciosa para la conservación, y un uso sostenible de este tipo de ecosistemas. Hoy destacamos especialmente las manos voluntarias que fueron clave para hacer posible la recepción de individuos en el Refugio.
Esperamos que este proyecto llegue a buen puerto y que, en un futuro, podamos contemplar un bosque regenerado y resguardado por su jardinero natural: el guanaco, quien hace 500 años cumplía una función ecológica fundamental en Chile Central como dispersor de semillas, mejorador de suelos, estimulador del crecimiento de árboles, entre otras labores restauradoras del bosque.